DESAFÍOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO EN EL SIGLO XXI

DESAFÍOS PARA LA
CONSTRUCCIÓN DEL
SOCIALISMO EN EL SIGLO XXI

Una mirada desde la experiencia venezolana

I.- Petróleo y socialismo en el siglo XXI


     El socialismo como formación económica y social plantea superar las formas de explotación y desigualdades capitalistas presentes en el proceso social del trabajo. Tal aspiración antecede a la Revolución Bolivariana (RB). Igualmente, supone reconocer la ardua lucha que, a lo largo del siglo XX, libraron en nuestro territorio los movimientos revolucionarios por la liberación nacional y el socialismo. Desde
luego, hoy al igual que ayer, todo ello implica un espinoso trabajo de formación, lucha y, en especial, asumir nuevos retos apartados de la lógica, valores y dinámica del capitalismo. Reconociendo que, aún de los vacíos (1) dejados por Marx en el análisis de la transición hacia el socialismo, hasta ahora, ha sido este quien ha ofrecido la mayor contribución teórica para la superación de la sociedad capitalista basada en la lógica de las deformaciones del individualismo y la explotación del hombre, entre otros. 

     Conocer la realidad de Venezuela, para poder proceder a transformarla en el sentido indicado por la célebre Tesis 11 de Karl Marx, implica ahora la necesidad de profundizar en el estudio de la economía y la política petrolera que ha caracterizado a nuestro país casi durante todo el pasado siglo  XX, y que al parecer podrá seguir signándolo al menos por un buen trecho todavía. No olvidemos que las particularidades del capitalismo venezolano o diferencian no solo de los países capitalistas del mundo desarrollado, sino también de los capitalismos existentes en América Latina; y esta distinción se la otorga el petróleo, razón y esencia de nuestra economía y sociedad en los últimos cien años                                                                                           _


(1) Desde luego, hay vacíos en Marx, pues, como bien lo señala István Mészáros: “los problemas de la transición hacia el socialismo no fueron analizados por Marx con ninguna clase de detalle, aparte de algunas breves referencias generales al importante contraste entre las fases ‘inferior’ y ‘superior’ de la
sociedad futura en la Crítica del Programa de Gotha, dictadas por el contexto político de ésta” (2008, 1061).

     Si analizamos la era venezolana podremos constatar el papel revolucionario que para nosotros ha tenido tan estratégico recurso natural como es el petróleo. A pesar de no concretarse propiamente la “siembra del petróleo” y verse, más bien, definida una especie de modernidad ficticia, no se puede negar que el ingreso petrolero nos hizo salir de la condición de país agrario atrasado, especie de
sociedad “feudal”, precapitalista, se podría decir, para entrar gradualmente a un capitalismo de tipo especial, no propiamente industrial, pero tampoco
exactamente minero. Solamente se le puede definir, creo yo, como una especie suigéneris de capitalismo petrolero, equivalente a una categoría en la cual está
un reducido grupo de países que son algo así como la retaguardia de los países imperialistas.

     En virtud de esto como nación soberana e inspirada por el pensamiento bolivariano, los venezolanos tenemos la tarea urgente de salirnos de tal retaguardia
cuanto antes y poder construir una sociedad más justa, más avanzada en todos los aspectos políticos y económico-sociales. En fin, lo que podemos subrayar es que también el petróleo, a pesar de las contradicciones que encierra sus actividades y comercialización, bajo una planificación acertada nos ha de llevar al socialismo en este siglo XXI. 

La autodeterminación de los pueblos y la y la efectiva soberanía sobre sus riquezas y, por tanto, la construcción del socialismo, solo será posible en el marco de un mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial. Se trata entonces del mayor desafío que en la geopolítica mundial nos estemos planteando como RB que reivindica los preceptos y el legado del socialismo bolivariano que el comandante
Chávez nos dejó como referencia y tarea.

     Tan elevado anhelo nos obliga a emprender nues- tros mayores esfuerzos más allá de las fronteras de nuestra región y, por tanto, elevar a un nivel superior las alianzas estratégicas, principalmente, con la República Popular China, Rusia, Bielorrusia, India e Irán –entre otros Estados– con el fin de seguir consolidando el poder nacional y la soberanía petrolera como fundamentos para la construcción de una nueva sociedad. Geopolíticamente, estamos en un esquema pluripolar. Ciertamente, hay potencias como China, Rusia y la India que ya están enfrentando
nuevas realidades.

     Formalmente la RB, tras la reorientación de considerarse como un gobierno antimperialista en noviembre de 2004, gira hacia el socialismo en el
siglo XXI (2) como modelo a partir de enero de 2005.  No obstante, en una interpretación maniquea y su- perflua de la realidad se consideró que todo acto de nacionalización y hasta de expropiación conllevaría inexorablemente al socialismo, confundiéndose los principios básicos de la economía política de Marx, padre del socialismo científico.

 (2) Aprovecho la ocasión para aclarar que esta categoría de “Socialismo del siglo XXI” no es cierto que sea del profesor mexicano-alemán, Heinz Dietrich como lo señala el mismo Dietrich y lo vociferan algunos camaradas que, con el mayor
respeto, no profundizan en el estudio del pensamiento crítico. Esta categoría, en honor a la verdad, la trabajó y publicó, por vez primera, el profesor y sociólogo chileno Tomás Moulian, cuyo libro publicado en el 2000 –dos años antes del socialismo en el siglo XXI publicado por Dietrich-, lleva por título:Socialismo del siglo XXI. La quinta vía.

II.- China y el marxismo como referencia para
Venezuela

     Se le cuestiona a Carlos Marx (1818-1883) y a Federico Engel (1820-1895) –quienes elaboraron su teoría como padres del socialismo científico a mediados del siglo XIX– de haber planteado desde el texto La ideología alemana (1845) que la revolución proletaria estallaría primero en los países más industrializados (Inglaterra, Francia, Alemania) y
luego estos arrastrarían a los demás de Occidente para derrocar el poder de la burguesía. Por esta razón, además de afirmarse que Marx y Engels se habrían equivocado, se acusa al marxismo de eurocentrista por no tomar en cuenta la situación existente en los países colonizados de Asia, África y América Latina.

     Quienes así piensan olvidan que las ideas de Marxy Engels se expandieron por los países del otrora “Tercer Mundo” y, por todo el mundo, pues desde ya en El manifiesto comunista (1848) presagiaban
que la formación capitalista era de carácter mundial.  Además, cuando estudiamos con mayor profundidad a Marx, sobre todo en los Grundrisse y en El Capital, encontramos que el capital no es una cosa sino una relación social que solo existe en conexión con lo que no es capital, y lo que es no capital es el trabajo, lo cual a diferencia del capital es ontológico al hombre. En consecuencia, el capital expresa una relación social históricamente específica, a saber, la forma alienada (3) de las condiciones de trabajo. De allí que la acumulación de capital supone la plusvalía.

(3) Sobre este término [alienada(o)] debe tenerse presente que “en Los manuscritos de 1844 la palabra ‘VerauBerung' se traduce por 'alienación', mientras que en El capital y en la Contribución a la crítica de la economía política se usa la palabra 'enajenación'. Esta elección de vocabulario probable- mente se deba a que en estas últimas dos obras el término ‘VerauBerung' se usa en el sentido más restringido y 'jurídico' de enajenación de propiedad y no en el sentido más amplio que incluye también la alienación personal” (Nota del tra- ductor en Jameson, Fredric, 2013, 11).

     En suma, el capitalismo, de hecho, es el primer orden social de significación planetaria, por lo cual a visión nacional de las cosas se hace cada vez más imposible. A esto debo agregar la advertencia que ya antes en 1845 en La ideología alemana, formula Marx y Engels, tras afirmar que no hay comunismos locales, añadiendo que el comunismo presupone el desarrollo de las fuerzas productivas, así como el intercambio universal que lleva aparejado.

     No obstante, si bien inicialmente Marx reivindicaba la posibilidad de materialización del socialismo en los países desarrollados, no es menos cierto que a partir de lo analizado en la rebelión china de Taiping (1850-1864), así como la revuelta de los cipayos de India (1857-1858) y también sobre la situación de Irlanda y México, Marx incorporó una nueva hipótesis de fuerzas transformadoras al interior del imperio ruso, ergo reconsideró el papel de las viejas formas comunales en el agro que, anteriormente, veía como simples rémoras del pasado y, por ende, estimó que podían cumplir un rol progresista, y evaluó la posibilidad de un tránsito directo al socialismo desde esas formaciones colectivas. Se podría decir que, con el análisis de estos casos, Marx sentó las bases para explicar cómo el capitalismo genera subdesarrollo en los países no desarrollados.

     De cualquier manera, las ideas de Marx y Engels sirvieron de sustento a grandes líderes y pensadores latinoamericanos, en especial a Julio Antonio Mella (1903-1929) en Cuba, igualmente, a José Carlos Mariátegui (1894-1930) (4) en el Perú y también a un nutrido grupo de venezolanos que se constituyeron en el ala más crítica y progresista de la generación universitaria (5) bajo la férrea dictadura de Juan Vicente Gómez.

     Por otra parte, Venezuela Bolivariana, en nuestra opinión, debe aprender grandemente de la experiencia China, en especial de su época de la Reforma y Apertura, planteada a finales de 1978 y puesta en marcha desde enero de 1979 bajo la dirección del entonces presidente chino Den
Xiaoping.

     Desafortunadamente, ante el auge de China, desde Occidente se tejen acusaciones contra China y la colocan, por si fuera poco, en los mismos moldes del capitalismo, cuando en realidad no es así; el proyecto chino es endógeno, el capital allí no se concibe como un fin en sí mismo y tampoco para una acumulación sino para ser distribuido y servir de instrumento para la transformación y mejoras; allí reina un socialismo con particularidades chinas. China no obedece en lo absoluto a los moldes del
capitalismo anglosajón como lo han querido hacer ver desde Occidente.

(4) Con Mariátegui el ideario marxista alcanza realmente una visión holística latinoamericana, pues Mariátegui a diferencia de Mella, incluye en su método de interpretación marxista de la realidad latinoamericana el sujeto indígena, de modo que no se queda en el esquema marxista leninista tradicional de proletario/burguesía. Todo ello puedo corroborarse en su 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana.

(5) Debe precisarse que Gustavo Machado (1898-1983) y Salvador De La Plaza (1896-1970) entre otros, quienes participaron en 1919 en una acción por derrumbar a Juan Vicente Gómez, tras el fracaso, al exiliarse primeramente en París, se hacen presentes con Mella en la fundación del Partido Comunista de Cuba (PCC) y, posteriormente, en México fundan en 1926 el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) regido por la ideología marxista-leninista. Tanto en los hermanos Machado (Gustavo y Eduardo) como en Salvador de La Plaza, Rodolfo Quintero y Pío Tamayo (1898-1935) ya hay elementos de una Sociología que se atrevió a fecundar una radiografía de la entonces Venezuela política, social, cultural y económica bajo la égida de la penetración imperialista y la época de neocolonialismo, potenciado por las grandes transnacionales petroleras que tantas comodidades brindaron a Gómez y a los suyos.

     Sociológicamente China, tras la búsqueda de una armonía social que permite corregir o apartarse de as desviaciones del hiper individualismo e hiper capitalismo de Occidente, ha venido construyendo un modelo sui géneris. En China impera el equilibrio social por encima del individualismo exacerbado que pone Occidente en un primer plano. En este sentido, el Partido Comunista Chino (PCCh) (6) ha sabido regular con éxito esa interrelación individuo-sociedad, preservando la energía productiva y creativa de los individuos. Otra diferencia es que China cuida por aminorar la brecha de la desigualdad e incluso tiene una lucha frontal contra la pobreza (7) Por supuesto, también a diferencia de Occidente,China se encuentra todavía entre los países en desarrollo8 y su renta media está aún lejos de la de los países ricos. 

     En suma, es necesario hoy más que nunca entender a China, pero hacerlo desde una interpretación no occidentalizada que tanto daño le ha hecho al análisis sociológico y económico, incluso al mismo marxismo. No en vano China se ha venido planteando el reto de lograr un crecimiento y desarrollo cada vez más equilibrado no solo en lo económico, sino además en lo social y ecológico hacia adentro de su enorme economía. Además, el socialismo con particularidades chinas, le ha permitido a este gran país evitar la dominación por parte de Occidente, y actualmente se encuentra pendiente el centenario de la nueva China en el año 2049 de manera planificada y sin improvisaciones, a fin de hacer realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación china.

 (7) El 4 noviembre de 2020 en Beijing, en la V sesión del XIX
Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), fueron anunciados los lineamientos para el XIV Plan Quinquenal (2021-2025). El 2020 fue el último año del XIII Plan Quinquenal (2016-2020), en tanto que el XIV Plan 2021-2025 que inició el pasado año se espera que marcará los primeros cinco años de la nueva etapa de China hacia la consolidación del socialismo de mercado como sustento económico y material de una sociedad moderadamente acomodada, próspera y moderna. En torno al tema de la pobreza, el 25 de febrero de 2021, China afirmó la eliminación de la pobreza extrema en su territorio. Ciertamente, el presidente de China, Xi Jinping, declaró en esa fecha que el país ha concluido su “ardua tarea” de erradicar la pobreza extrema y afirmó que 98,99 millones
de personas salieron de esa situación en los últimos 8 años. Realmente, impresionante cómo lograron salir de la pobreza 800 millones de chinos en los últimos 20 años. 8 A principios del siglo XXI China era la sexta economía a escala mundial pero ya desde el 2018 se convirtió en la segunda economía mundial y en la primera potencia comer cial a escala mundial, con las mayores reservas de divisas, e mayor sistema de seguridad social y la mayor producción de artículos industriales.

 III.- Retos para la construcción del socialismo en
el siglo XXI en Venezuela Bolivariana

     En este siglo XXI debe tenerse presente, como bien
lo diría Mariátegui –en alusión al modelo clásico de Europa Occidental–:no queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una generación nueva.

     También el Libertador Simón Bolívar –inspirador de la RB– aún sin haber podido ser marxista, en la Carta de Jamaica realiza un estudio sociológico, manifestando las particularidades y posibilidades de los pueblos hispanoamericanos para alcanzar su independencia del yugo español. Por tanto, es obvio que queda rotundamente descartada la apli-
cación de una filosofía de la historia universal que sugiere dogmáticamente la aplicación histórica y mecánica a todas las realidades de nuestros países independientemente de sus latitudes geográficas. Es justo, por tanto, reclamar con Mariátegui, en su lugar, la creación heroica desde una perspectiva latinoamericana y, más específicamente, vene-
zolanista por todo lo que implica en su curso la dinámica del petróleo.


     Aunque en el contexto de la RB se ha asumido que el ingreso petrolero constituye, en comparación con otros países de la región, una potencial palanca para avanzar hacia la construcción del modelo socio productivo socialista bolivariano en el siglo XXI, por contar el país con las reservas más grandes de petróleo a escala mundial, el modelo petrolero, por su misma esencia capitalista, se puede constituir en una gran contradicción estructural para lograr superar la lógica capitalista, si no apuntamos a una nueva orientación sobre tan importantes recursos como bien lo advirtiera el fallecido presidente Hugo Chávez en la presentación y promoción de sus dos planes socialistas (2007-2013) y (2013-2019). Este
último convertido, luego de su muerte, en Ley del Plan de la Patria, el 4 de diciembre de 2013 (9) . Igual- mente, está plasmado en el actual Plan de la Patria 2019-2025 (10, bajo el liderazgo del presidente Nicolás Maduro. Pero, para esto es nec)esario romper lndependencia y el subdesarrollo (11) que bajo la lógica del negocio y cultura petrolera nos ha impuesto el
gran capital transnacional. 

(9) Publicado en la Gaceta Oficial N° 6.118 Extraordinario del 04 de diciembre de 2013. 

(10) Fue elevado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el 02 de abril de 2019 como Ley Constituyente del Plan de la Patria 2019-2025. La Ley Constituyente del Plan de la Patria, Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019-2025, fue publicado en la Gaceta Oficial N° 6.642 Extraordinario de fecha 03 de abril de 2019.

A esto se suma otra contrariedad entre ambos puesto que, siendo el petróleo una de las fuentes más ricas y poderosas dentro del país, hace que el mismo se convierta en una de las principales fuentes de apropiación y acumulación de dinero, es decir, de capitalismo, por lo que resulta confuso afirmar que el rentismo petrolero sea compatible con el socialismo del siglo XXI.


     Además, es necesario deslastrar la construcción de este socialismo de los intentos fallidos que experimentaron ciertas sociedades en su construcción en el siglo XX. No pueden aquellas experiencias, perse, decretar la muerte de nuestro modelo en plena construcción. Desde luego, hasta ahora, hemos logrado avances en lo político, social y económico, pero, en honor a la verdad no hemos logrado desmontar el
Estado burgués y su perversa lógica, todo lo cual representa una de las mayores contradicciones en la construcción del socialismo bolivariano. Igualmente,está pendiente la democratización de los medios de
producción, impulsando nuevas formas de propiedad, colocándolas al servicio de la sociedad, como bien se contempla en los ya varios Planes de la Patria.

     Otro de los retos de la dirigencia política venezolana es asumir la condición de intelectual orgánico que proponía Antonio Gramsci, (12) para referirse, ante todo, a un dirigente, un representante, un político. Estos intelectuales no solo son los encargados de la construcción de la hegemonía, también le dan conciencia y homogeneidad al grupo fundamental que surge de la estructura, y le permiten ser la dirección del bloque histórico. 

     En tal sentido, a la propuesta de Gramsci sobre el intelectual orgánico, deben, a nuestro juicio, agregarse también para la revisión, el estudio y el debate en lo concerniente al bloque de poderes y hegemonía. En todo esto es importante aclarar que Gramsci habría invertido los términos del historicismo croceano (13) para hacer un historicismo marxista (14).

     En efecto, su pensamiento y obra –aunque sobre la realidad europea y occidental– se constituye en un vector particular para el estudio de la transición hacia el socialismo. A decir verdad, con Gramsci se pone en marcha una nueva estrategia eficiente para luchar por el socialismo y que se expande más allá del proletario como sujeto indiscutible de la revolu-
ción, y es que Gramsci sugiere luchar en el terreno de las ideas y no circunscribirse a la lucha de clase proletario-burguesía en los términos tradicionales.  

     Ciertamente, la realidad en marcha bajo una globalización neoliberal que cada vez se sustenta en una  financiarización del capital, pone en evidencia la no homogeneización y no simplificación de la estructura de clases sociales que descanse en una masa proletaria homogénea que se enfrente a la clase capitalista, todo apunta a que el actual desarrollo de las fuerzas productivas que presagian un nuevo paradigma industrial ha hecho más compleja la estructura de clases, sin negar que la dualidad capital-trabajo siga en marcha. Esto nos debe llevar a un profundo debate sobre el socialismo y sus intríngulis en este siglo XXI.

 (11) Sobre el tema de la dependencia y el subdesarrollo hemos
publicado: “Petróleo: subdesarrollo y modernidad engañosaen Venezuela. El falso desarrollo de un país petrolero”. En Revista Intersaberes. N.2/febrero 2022, pp. 5-9. Caracas-Venezuela.

(12) A propósito, el pensamiento y, más ampliamente, la obra de Gramsci (1891-1937) comienza a ser conocido y estudiado en nuestro país a finales de la década de los años setenta del siglo XX, especialmente en varios círculos políticos y organizaciones políticas vinculadas a la izquierda venezolana.  Algunas de ellas, como el Movimiento Al Socialismo (MAS),
escisión del legendario Partido Comunista de Venezuela (PCV), que luego perdió el rumbo.

 (13) Benedetto Croce (1866-1952) escritor, filosofo, historiador
y político liberal italiano.

(14) Marx y Engels en La sagrada familia (1844) con énfasis refutan el determinismo histórico al subrayar que la historia no hace nada (...) El que lo hace todo, el que posee y lucha, es más bien el hombre, el hombre real, viviente; no es digamos, la “historia” quien utiliza al hombre como medio para elaborar sus fines -como si se tratara de una persona aparte- pues la historia no es sino la actividad del hombre que persigue sus objetivos. Para Marx solo se conoce una sola ciencia, la ciencia de la historia. La historia puede contemplarse desde dos lados: la historia de la naturaleza y la de la humanidad.  Sin embargo, estos dos lados deben verse así: mientras los hombres existan, la historia de la naturaleza y la de la humanidad se condicionarán mutuamente. De cualquier manera,agregaríamos que por una parte está la ciencia histórica y, por otra, la práctica de la historia.

 IV.- Consideraciones finales

     Sin ánimos de pecar de dogmatismo, está claro que el único modelo societal realmente antagónico al sistema excluyente capitalista, es el socialismo cuya racionalidad no está reñida con el bolivarianismo y
tampoco con los pensamientos autóctonos, desde el indígena hasta el emancipador de nuestra primera independencia; por el contrario, todo este cuerpo debe sincronizarse para interpretar y transformar acertadamente la realidad latinoamericana, como bien lo subrayó Mariátegui. Es obvio que la economía de libre mercado y, más ampliamente, el tipo de globalización hegemónica bajo el neoliberalismo y la financiarización que se asentó luego de la caída de los países socialistas del Este (1989-1991) no han cumplido con el paraíso que en su cosmovisión ofrecieron. Por el contrario, la economía mundo se ha hecho más desigual y ya desde las mismas postrimerías del siglo XX, el socialismo volvió a empinarse como una opción verdadera ante la catástrofe ya reiterativa que ha dejado en la historia la asunción del mercado para regir la economía. La historia, siempre terca en su
andar, demuestra con creces que los mercados son amorales, es decir, no les interesa quiénes ganan o quiénes pierden, su racionalidad es la ganancia. Por tanto, no es casual que connotados economistas como Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Thomas Piketti, entre otros, que por cierto no son marxistas, coincidan en que la economía bajo el libre mercado ha generado mayores desigualdades que lo ocurrido en el período keynesiano o bajo la égida del Estado de bienestar.  También resulta asombroso que el premio Nobel de Economía, Stiglitz (15) (en su libro: El precio de la desigualdad; el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita), no solamente pone en evidencia el fracaso de los mercados, sino que además reivindica el hecho de la lucha de clases (16) (2012:30-31), análisis sociológico y también de economía política que la
sociedad estadounidense siempre ha rehuido.
 

     Todo esto sienta las bases para una ruptura no solo histórica sino también epistemológica que lleva a plantearse e incluso asumirse por gobiernos en nuestra región y con el liderazgo marcado de la RB
el modelo del socialismo en el siglo XXI.

     La cosecha del socialismo en el siglo XXI ha tenido tierra fértil en nuestra América Latina y Caribeña.  A esto debe agregarse que después de la muerte del presidente Hugo Chávez se ha recrudecido la lucha de clases en el país y se han intensificado los embates imperialistas contra la República. En efecto, las criminales sanciones económicas, petroleras y el absurdo de un parapeto y ridículo “gobierno interino”, así lo ponen de manifiesto. 

     Resulta preocupante que en el marco del socia- lismo del siglo XXI, cuyo epicentro y nacimiento se inicia en la Venezuela chavista, pero cuyo desarrollo y proyectiva ya se delinea hacia otros países de nuestra región, no se observe aún dentro de nuestro país que los factores políticos y fuerzas sociales que los acompañan hayan logrado ponerse de acuerdo en una estructura y enfoque consolidado, dado que cada factor se siente con el absoluto derecho de cómo definir la marcha en la construcción de la patria socialista y superación del capitalismo. 

     Tal vez esto se explique, en cierta medida, por la diversidad y naturaleza de los factores que acompañan a la RB, en donde encontramos desde los movimientos de izquierda radical hasta los movimientos de centroizquierda o tendencias socialdemócratas. 

     En fin, el nuevo modelo de acumulación para el socialismo en Venezuela más que basarse en las tradicionales formas del manejo del ingreso petrolero debe utilizar estas para basarse en la lógica del trabajo, estimulado en lo económico, por un mayor desarrollo de las fuerzas productivas, como en lo político, por una avanzada de las fuerzas políticas, cuya sinergia permita madurar tanto las condiciones subjetivas como las materiales y objetivas en aras de garantizar la superación de tan perverso modelo. Además, debe hacerse hincapié en que el socialismo no nace por generación espontánea, ni tampoco se decreta política, menos económicamente y más difícil aún de manera social y cultural sobre todo cuando hemos estado como sociedad tan influenciada por la cultura del petróleo.

(15) Es importante destacar que esta actitud de Stiglitz al cues- tionamiento del mercado ya se había puesto de manifiestoen sus libros: El malestar en la globalización (2002) y en Losfelices 90. La semilla de la destrucción (2003).

(16) Engels en el Prefacio a la tercera edición alemana de 1885 de El XVIII Brumario de Luis Bonaparte, afirma que fue precisamente Marx el primero que descubrió la ley según la cual todas las luchas históricas, sea que se lleven sobre el terreno político, religioso, filosófico, o en cualquier otro dominio ideológico, no son, de hecho, más que la expresión más o menos neta de las luchas de clases sociales, ley en virtud de la cual la existencia de esas clases, y, por consiguiente, también sus choques, son, a su vez, condicionados por el grado de desenvolvimiento de su situación económica, por su modo de producción y su modo de cambio, que deriva también del precedente (2008b, 22). En este sentido, resultan elocuentes y muy gráficas las frases conque se inicia El manifiesto comunista: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Desde luego, con la excepción de la sociedad primitiva en donde no existe la propiedad privada, trabajo alienado y mercancía y, por consiguiente, tampoco la
diferenciación de la sociedad en clases.


ELEAZAR JOSÉ MUJICA SÁNCHEZ
Sociólogo Summa Cum Laude (UCV). Especialista en política y comercio petrolero internacional (UCV). Doctor en Ciencias Sociales (UCV). Profesor-jefe del Departamento de Análisis Económico, Político y de la Planificación, Escuela de Sociología FaCES-UCV. Profesor de Posgrado (FaCES-UCV). Fundador de los Comités Patrióticos con Hugo Chávez en el estado Sucre en 1997. Militante político revolucionario.

 

Entradas populares de este blog

I) Tierra de (des)gracia: la derecha en el gobierno, por Viceministro William Castillo Bollé / II) SER CHAVISTA

Venezuela. Negociación real y negociación aparente.